miércoles, 8 de agosto de 2012

testimonio de un enfermo

Yo veía que tenía pérdidas de memoria y no te acuerdas de cantidad de cosas que antes tenías siempre; había que buscar algo para ejercitar. Igual que la gente que va al gimnasio para hacer algo de ejercicio físico y sentirse mejor, pues también habrá que hacerlo para que no decaiga la mente y te quedes como la pared.
No es que me pase a mí solo, sino que le pasará a muchísima gente, pero como que la gente se esconde, como que no quiere saber nada.
Antes hacía cualquier cosa. Ahora también hago algunas cosas pero es como si te volvieses más vago, una apatía.
Me doy cuenta de que pierdes cantidad de cosas, dejas de pensar, de leer, de todo. Ahora ya no leía nada, no me gusta y ni quieres saber nada de eso. Lo ves todo de distinta manera. No sales ya con nadie y no quieres saber nada de nadie. Andas como escondido, porque estás pensando en la pérdida de memoria, en la apatía, te descentras y te diriges por otros caminos.
No reconozco a algunas personas, no me acuerdo ni del nombre, ni de qué lo conocía, y te quedas sorprendido, te da una cierta vergüenza, por dentro no sabes ni quién es, ni cómo se llama, no te acuerdas de nada.
Ahora no me interesa nada, ahora no quiero ni moverme.
Vengo al taller dos horas y hago bastantes trabajos, y creo que eso me ayudará a ejercitarme más mentalmente. Ahora como trabajo me siento mejor, más activo. Aquí te sientes obligado a hacerlo y hay que hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario